Las respuestas más habituales de las personas que sufren acoso o violencia en el trabajo son negar o minimizar la gravedad del incidente, evitar al acosador, ignorar o intentar olvidar el incidente o simplemente soportar el comportamiento si es persistente. Es decir, que llevan la carga ellas solas, sin hacer partícipes a terceros y sin denunciar la situación.

Realmente, con este enfoque de generar una comunidad en la que todas las personas tienen una responsabilidad en eliminar el acoso y la violencia en la empresa, el peso que hasta ahora recaía en la víctima de enfrentarse al acosador para que cesara su comportamiento y denunciarlo se diluye. La víctima sin duda puede intervenir en ambas formas durante y después del incidente, pero también se proponen más alternativas, cuyas expectativas, además, son más realistas según las personas expertas en ciencias del comportamiento.

Hay dos mensajes clave para toda víctima de violencia y acoso:

  • Que no actuase como le hubiera gustado —o como otras personas esperaban de usted— es normal. Existe una brecha muy grande entre cómo pensamos que actuaríamos en un caso hipotético de sufrir una situación de violencia y acoso y cómo nos comportamos cuando realmente sucede. Según los investigadores, es común que pensemos que sentiremos enfado, frustración e ira, cuando en realidad luego lo que realmente sentimos es más miedo, y ese miedo en muchos casos es lo que nos impide actuar. Se llama «error de pronóstico afectivo» y, según las personas expertas, es normal. Siempre pensamos que en una situación estresante vamos a ser más confrontativas de lo que realmente somos. Lo «normal» es que no actuemos, lo «normal» es que nos «congelemos», lo «normal» es que no le digamos a la persona «por favor, para». Las personas que se enfrentan al acosador y que lo denuncian son las excepciones y la punta del iceberg.
  • No es su culpa. Las víctimas de acoso suelen tener un sentimiento de culpa y vergüenza por lo ocurrido. Este sentimiento les hace reticentes a exponer la situación. Hay un estereotipo extendido de que la mujer «lo va buscando» por su físico, su forma de vestirse, su lenguaje no verbal, etc. Pero realmente es eso: solo un estereotipo y no la realidad. Cualquier persona puede ser víctima de violencia y acoso en el trabajo, y no es su culpa.

Incluimos a modo de ejemplo algunas acciones concretas que las víctimas pueden tomar durante y después del incidente en el caso de sentirse seguras.


Durante el incidente

  • Cuando el acoso es incipiente o de carácter más leve, especificarle a la persona cómo nos hace sentir el comportamiento y pedirle que no continúe.
  • Ofrecer una retroalimentación muy concreta sugiriendo un comportamiento que sea más apropiado, sin pedir disculpas.
  • Marcharnos del lugar.
  • Mostrar nuestro desacuerdo de forma verbal.
  • Mostrar nuestra desaprobación con lenguaje no verbal: por ejemplo, un gesto facial de descontento, sorpresa.
  • Pedir ayuda.

Después del incidente

  • Escribir lo que ha pasado para documentarlo. No es necesario que esté muy elaborado, pero sí debe incluir la fecha, qué pasó, dónde pasó, quién lo escuchó o vio y cualquier detalle que recordemos.
  • Guardar cualquier prueba (correos electrónicos, mensajes, fotos, etc.).
  • Contarle a una persona de confianza lo sucedido.
  • Hablar con un supervisor, un ombudsperson o una persona del área de Recursos Humanos, y contarle lo que ha sucedido
  • Hablar con otras personas para ver si ellas también han tenido experiencias similares.
Anterior Siguiente