Las empresas están adoptando cada vez más enfoques creativos y novedosos para intentar reducir la incidencia de la violencia y el acoso en el trabajo, ya que se han dado cuenta de que con solo adoptar una política de tolerancia cero y diseñar un procedimiento de quejas que las víctimas o testigos puedan utilizar no es suficiente para crear espacios de trabajo más seguros donde la violencia y el acoso dejen de ser comunes.
Las empresas deben garantizar, ante todo, el cumplimiento de la legislación nacional y regulaciones internas, en particular aquellas referidas a igualdad y no discriminación y seguridad y salud en el trabajo. También es importante incluir la prevención y atención a los factores de riesgo que pueden conducir a la violencia y el acoso en la prevención de riesgos de seguridad y salud en el trabajo e incorporar la prevención y atención de la violencia y el acoso en los sistemas de seguridad y salud en el trabajo . Sin embargo, existe evidencia de que se puede también impulsar cambios culturales que fomenten un entorno libre de violencia y acoso.
Las prácticas que presentamos en esta sección están basadas en experiencias exitosas de diferentes instituciones y organismos. Las incluimos a título ilustrativo, y no necesariamente como una lista cerrada o exhaustiva de las prácticas que la empresa puede adoptar.
La sección se estructura en tres partes. La primera recoge acciones concretas sobre cómo fomentar una cultura libre de violencia y acoso. La segunda incluye prácticas específicas orientadas a generar ese sentido de comunidad por el cual toda persona trabajadora sabe que sus colegas la van a proteger y que ella también debe proteger a los demás. La tercera parte ofrece recomendaciones sobre cómo diseñar y organizar formaciones más efectivas en materia de violencia y acoso.
Igualmente, ha de subrayarse que ninguna de estas acciones de forma aislada puede de ninguna manera tener el impacto esperado, sino más bien se trata de diseñar una estrategia a corto y medio plazo donde proponer un conjunto de acciones y evaluar regularmente su efecto en el entorno laboral y, basándose en esos resultados, ajustar la estrategia.