Una empresa con una alta gerencia implicada con el cambio cultural es el primer paso para alcanzar un ambiente laboral respetuoso y productivo. A continuación, se plantean algunas acciones concretas adoptadas por muchos altos cargos cuyo impacto es positivo.

  • Reforzar constantemente los valores de la empresa. Es fundamental que la alta gerencia de forma insistente refuerce los valores con mensajes claros y coherentes para que no haya lugar a duda sobre su importancia y el propósito de la empresa de hacerlos cumplir.
  • Comportarse conforme a los valores de la empresa. Solamente predicando con el ejemplo las personas trabajadoras sabrán qué comportamiento deben replicar. Las actuaciones de la alta gerencia tienen que ser no solo compatibles, sino coincidir al cien por cien con su mensaje.
  • Mostrar un firme compromiso con un ambiente laboral libre de violencia y acoso. La alta gerencia necesita estar visiblemente comprometida con el objetivo de eliminar todo acto de violencia y acoso y prevenirlo en el futuro. Es la única forma en la que gerentes medios, personas supervisoras y trabajadoras se comprometan con el cambio. Si las personas que integran la empresa no ven ese compromiso o la alta gerencia «delega» este rol, no habrá un cambio real en la compañía.
  • Reconocer expresamente el problema. Es imprescindible que los líderes de la empresa reconozcan abiertamente que existe un problema de violencia y acoso. Si no existe este reconocimiento expreso, es muy difícil convertir su eliminación en un objetivo común de todas las personas de la organización porque lo que no existe no es necesario cambiarlo.
  • Hablar de su impacto. Cuando las personas de la organización escuchan a la alta gerencia hablar del impacto negativo que la violencia y el acoso tienen sobre el lugar de trabajo, es mucho más fácil que se comprometan con su eliminación.
  • Condena expresa. Es necesario que se condenen abierta y reiteradamente la violencia y el acoso. Cuanto más escuchen las personas trabajadoras que esa conducta no es aceptada por la empresa, más calará el mensaje. Además, si no condenamos el mal comportamiento, nos convertimos en cómplices de este.
  • Normalizar hablar sobre comportamientos. Cuando la alta gerencia normaliza hablar sobre los comportamientos respetuosos, es más fácil para el resto de personas trabajadoras ofrecer retroalimentación inmediata a quienes no están actuando de acuerdo con los valores y normas de la empresa. Cuando la alta gerencia alienta o incentiva a hablar sobre comportamientos, se envía un mensaje de mayor transparencia a toda la empresa, incluso el mensaje de «me importa».
  • Entablar conversaciones sobre la cultura de la empresa. Mantener conversaciones con personas de diferentes niveles jerárquicos de una manera asidua, donde se sienten cómodas para compartir sus experiencias sobre los comportamientos habituales en la empresa, es una forma de crear espacios seguros y enviar un mensaje a toda la empresa de que se valoran las opiniones de todas las personas integrantes de la comunidad.
  • Animar a todas las personas a intervenir en casos de comportamientos inadecuados. Es necesario que se fomente desde arriba. Intervenir para detener un caso de acoso o violencia no es algo que hagamos naturalmente. Nuestros miedos son mayores que la necesidad de actuar. Solamente si desde la alta gerencia se alienta y se respalda cuando sucede, que «todos nos protejamos» puede convertirse en parte de la cultura de la empresa.
  • Invite a denunciar conductas inadecuadas. Para las víctimas y testigos es muy difícil denunciar los casos de violencia y acoso. Por ello, es necesario que la alta gerencia recuerde a las personas trabajadoras que solo cuando la empresa conoce el incidente tiene la oportunidad de detenerlo. Si se recuerda de forma reiterada que las personas trabajadoras tienen derecho a un ambiente libre de violencia y acoso y que también tienen derecho a no sufrir represalias por denunciar los casos, existen más probabilidades de que sus miedos a denunciar se desvanezcan.
  • Mostrarse intolerantes con las represalias tomadas contra víctimas o testigos. La mayoría de las personas, ya sean víctimas o testigos, no intervienen, paran o denuncian casos de acoso o violencia por miedo a las represalias. Es imprescindible que la alta gerencia se manifieste reiteradamente con mensajes y con acciones de respaldo que subrayen que las represalias contra víctimas o testigos serán perseguidas y objetivo de medidas disciplinarias.
  • Encuadrar el liderazgo como una responsabilidad hacia los demás. Es importante que desde la alta gerencia se promueva un liderazgo responsable que i) persigue los objetivos de la empresa con pasión y perseverancia, que ii) está comprometido con el bienestar de las personas a su cargo y que iii) les inspira en lo profesional y personal.
  • Invite a informar sobre conductas apropiadas. Invitar o incluso requerir que de forma regular las personas con responsabilidades tengan que informar sobre las medidas o acciones concretas que están adoptando dentro de ese liderazgo social y responsable también reforzará la idea de: «este comportamiento es parte de mi trabajo y me miden por él».
  • Dotar los esfuerzos de recursos. Sin el suficiente tiempo y recursos humanos y económicos, será imposible lograr que los esfuerzos sean efectivos.
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